Entre mis
dos pulmones
Está el
aliento,
Las bocanadas
de ti
De tus
retazos que bailan en el aire
Como brasas
que queman dulcemente
Que consumen
Carne,
hueso, corazón y alma.
Quien se
acerca demasiado al sol
Lo pierde todo,
no gana nada
Aunque yo
sea el único que veo
Lo que se
esconde tras tus llamaradas.
Nunca tuve miedo de calcinarme.
Con un quizás,
siempre un quizás,
Siempre un “unas
vueltas siderales menos”
Siempre un “ya
no busquemos respuestas más”
Siempre un
algún día, quizás,
Tu piel de
marfil apague mi infierno.
Quizás.
Quizás no.
Tal vez
llegará el tiempo en que tus agujeros de luz aguamarina
Reflejen algo
que yo haya dejado perdido atrás.
Me
diste la espalda para permanecer con tus demonios.
Te doy
mi sonrisa mientras regreso lleno de dudas.
Porque eres
tú quien
conspira con el sol y la luna
Para que yo
permanezca siempre
En esta
oscuridad.
Adiós al
sol,
Adiós al
calor de tu indiferencia.
Mientras yo
gravite en tu órbita
Estaré siempre
en penumbra
Y solitaria auto indulgencia.
Pero cuando
se genere la chispa
de un
universo nuevo
en el vacío
entre nuestros cuerpos,
ese día,
en otra
vida,
te diré “aquí
estoy, de nuevo”
supernova
y cielo.